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Con este proyecto, la sociedad Dieste y Montañez gana el concurso para la construcción de un nuevo depósito luego del incendio de la antigua estructura en 1975. Para ello deciden reutilizar los muros existentes, reforzándolos y revisitiéndolos exteriormente con una nueva capa de ladrillos.

Es uno de los ejemplos más extraordinarios del uso de la llamada bóveda “gausa”, o bóveda de doble curvatura con apertura cenital, conocida también como bóveda cisne. El término bóveda “gausa”, fue acuñado por Dieste en honor al matemático alemán Carl Friedrich Gauss, quien avanzó el cálculo matemático de líneas y superficies curvas. El término popular de bóveda cisne se refiere a la lectura externa de estas estructuras y a su acabado blanco, que recuerda el cuerpo de dichos gánsidos. En su desarrollo, estas estructuras de doble curvatura permiten esplándidas entradas de luz, al generar curvas diferenciadas entre la parte baja y la alta de la catenaria.

Este depósto es la obra con mayor luz libre entre apoyos de todas las construidas por Dieste & Montañez, con 50 metros y una altura máxima de 12 (6.50 m de altura en los apoyos y 5.50 de flecha). Se trata de 4.200 metros de área cubierta con 14 bóvedas realizadas con ladrillo hueco. Su factura fue continuidad del Gimnasio de Durazno, el cual abrió una experiencia decisiva para la construcción de gimnasios y fábricas con respuestas estructurales semejantes.

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